China, la Covid-19 y su transición energética
Mérida – Venezuela, 25 de enero de 2021. (Prensa AVECH). Paciera que es muy pronto para evaluar con seriedad si la COVID-19 será o no un parteaguas en la historia contemporánea de la humanidad. Lo que sí se está evaluando son los diversos aspectos en los cuales podrían verse cambios circunstanciales o permanentes, existiendo pocas dudas sobre su origen en estos tiempos. Entre estos aspectos podemos mencionar: la educación no presencial, el denominado teletrabajo, la transición energética y, por supuesto, la reconfiguración del Orden Mundial.
Al respecto de la transición energética, la desaceleración de la demanda mundial de crudo ha sido calculada por la Agencia Internacional de Energía (AIE) en unos 10,5 millones de barriles diarios (b/d) en los meses que van de enero a julio del 2020, en contraste con mismo periodo en el 2019; la caída de los precios del crudo, lo que hace poco atractivo para los inversores buscar nuevos yacimientos petroleros; y la presión ambiental, que origina en muchos países más inversiones en energías limpias, están motivando, grosso modo, dicha transición.
En este sentido, las proyecciones realizadas por Energy Outlook 2020 publicadas en octubre del año pasado, colocan a China para el 2050 con una reducción considerable de su alta dependencia energética (importaciones petroleras). Al ser China el líder mundial de la transición energética hacia energías limpias, motivada a su fortaleza tecnológica, los pone en una posición privilegiada. De hecho, esa es una de las principales conclusiones del nuevo libro de Daniel Yergin, toda una autoridad mundial en cuanto al tema energético: The new map: energy, climate and the clash of nations, publicado en septiembre de 2020. En dicha obra, se ofrece un panorama de los cambios evidenciados en los últimos años respecto a productores y consumidores. Desde luego, aclara que la transición será un proceso lento, pero al parecer, indetenible.
En torno al panorama chino, el autor subraya su posición como productor (quinto lugar) y su dependencia energética (por encima del 70%), que conjuntamente con India se ubican como los principales importadores de petróleo. No obstante, hay una variable que no se puede obviar y es la geográfica, casi en la misma dirección de Robert D. Kaplan y la venganza de la geografía, pues plantea las complicaciones que pudiera tener para el gigante asiático si llegara a bloquearse el estrecho de Malaca, por donde pasan todos los buques petroleros que suministran crudo por la ruta del Mar del Sur de China.
La alta dependencia energética y la posible vulnerabilidad de las vías de suministro, ha motivado mucho más reducir el consumo de combustibles fósiles. Prueba de ello se observa en algunas cifras reveladoras: China tiene el 70% de la producción mundial de paneles solares, el 80% de la capacidad de manufactura de baterías de litios (las que usan los vehículos eléctricos), y a razón de ello, posee casi la mitad de los vehículos eléctricos del mundo, que entre otras particularidades disminuye la dependencia del crudo importado y son menos contaminantes.
Fuente: Prensa AVECH.