El Ejército de Terracota: Guardianes del Emperador Qin
Cuando se habla de patrimonio cultural, China se ubica entre los principales exponentes con una fuente sumamente valiosa y, tras haber transcurrido cientos de años, perduran sus reliquias como muestra de los acontecimientos ocurridos en diversas eras del pasado. Entre las más notorias se encuentran distintas obras de arte, de todos los tamaños y formas. El Ejército de Terracota es, sin duda alguna, una magnífica representación del poder imperial original, erigida para permanecer como un gigante emblema de una de las primeras dinastías en la historia de China.
Los Soldados de Terracota o los Guerreros de Xi’an, son una colección de estatuas que estuvo sepultada en los alrededores del mausoleo del fundador y líder de la primera dinastía imperial en la antigua China, Qin Shi Huang (221 – 206 a.C.), y que fue descubierta en el año 1974 en la provincia de Shaanxi, por agricultores locales que se encontraban haciendo excavaciones en la zona. Consta de alrededor de 8.000 figuras de arcilla de múltiples formas entre las que hay en su mayoría soldados, pero también caballos y carruajes elaborados detalladamente por quienes se presume, fueron escultores con habilidades artísticas superlativas. Se crearon por orden del emperador Qin durante su dominio, para permanecer como guardianes de su tumba, basado en la creencia de la vida después de la muerte, los que lo acompañarían como ejército al más allá.
Es importante mencionar que durante la época imperial, los monarcas exigían que, al momento de su muerte, sus soldados hicieran honor absoluto a la promesa de servicio, sacrificando su vida para ir con ellos. El emperador Qin, quien ya tenía reputación como un líder con escasa calidad humana, optó por levantar su simbólico ejército y así quitarse presión de encima; aunque de igual forma, las condiciones de trabajo para construir semejante obra no fueron para nada llevaderas. Se estima que alrededor de 700.000 personas fueron obligadas a realizar labores extremas durante la construcción del mausoleo y la elaboración de las esculturas.
Las fosas tienen medidas de 230×62 metros y alrededor de 4 a 6 metros de profundidad, en ellas se alojaron las múltiples esculturas de tamaño real, con medidas de 1,80 a 1,90 metros para la mayoría de los soldados, muy acordes al tamaño de un verdadero militar imperial, sin embargo, se pueden encontrar también esculturas de menor tamaño, que pueden representar soldados jóvenes o hijos de funcionarios de alto rango. Otro detalle a considerar es que ninguno de los rostros de los soldados es totalmente idéntico y si bien comparten similitudes, cada uno posee rasgos característicos en los que se pueden notar variaciones en las facciones del rostro, edades, peinados y complexiones corporales; esto indica que cada estatua fue esculpida de forma individual. Además, cada soldado tuvo añadida una pieza de armamento real y fueron pintadas con pigmentos de diversos colores vivos para resaltar las características de cada soldado junto con las particularidades de sus uniformes. Lamentablemente con el pasar del tiempo y debido a las condiciones ambientales, solo quedan rastros de pintura en algunas de las esculturas y muchas de ellas perdieron sus armas.
Se cree que hay muchas más figuras enterradas en la extensión del territorio, sobre el cual se edificó un museo para la exhibición de todas las estatuas descubiertas hasta el momento. La tumba del emperador Qin, sin embargo, no ha sido abierta por varias razones, se teme que dentro haya trampas mortales para repeler a cualquiera que intente ingresar, además, por estar sellada totalmente durante miles de años y el contacto con el aire exterior podría deteriorar gravemente el contenido de la misma. En ese sentido, los arqueólogos y expertos recomiendan mantener cerrada la tumba hasta dar con métodos más avanzados que permitan explorarla de manera segura y sin dañar su interior.
Es un hecho que el enorme valor histórico y artístico del ejército de terracota lo define como uno de los más grandes descubrimientos jamás hechos. El año 1987 es una fecha especial, ya que fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, entre las producciones artísticas más valiosas de la historia. Si bien el emperador Qin falleció, sus guerreros de terracota perdurarán como una notoria muestra de poder, para demostrar el dominio que tuvo durante sus días de mandato como primer emperador de la antigua China.
Fuente: Prensa AVECH