Mitos sobre el origen de la humanidad entre las nacionalidades chinas
Julio López Saco
Los mitos chinos, así como sus más afamadas leyendas, proceden esencialmente de la tradición oral. En ellos sus personajes acostumbran a estar muy humanizados, y en ocasiones ni sus comportamientos son bondadosos ni sus actitudes nobles. De hecho es común que engañen, arruinen, busquen su propio interés y hasta asesinen sin piedad. Se trata de historias en las que abunda la violencia y las traiciones.
Además, las historias míticas chinas, sobre todo taoístas, presentan un elevado grado de racionalización, historización y burocratización, siguiendo el organigrama jerárquico propio de la administración imperial, como reflejo en el mundo de la imaginación mítica y legendaria.
Los contadores o relatores de mitos juegan un papel muy relevante en el mantenimiento de las tradiciones míticas en China. Al contar los mitos a otras personas, los pasan de generación en generación, expandiéndolos a numerosos lugares. Muchas veces son cantantes o chamanes los encargados de mantener viva la tradición, pero, en ocasiones, también las personas ordinarias de una comunidad pueden desempeñar esta función. Son, en el fondo, portadores creativos de la tradición mítica. Además, estos contadores de mitos manejan a menudo diferentes versiones de un mismo tema o de un mito en particular. Aunque algunos pueden considerar los mitos como reales, y sagrados, eventos históricos, la mayoría los atribuyen a una ficción con valor antropológico e interesante para entretener a las gentes en los momentos de ocio.
La mitología china ni está unificada, ni integrada y, por lo tanto, no es homogénea. La riqueza mítica de China no estriba en el número de mitos, si no en los diversos temas, tipos y motivos existentes. Los más de cincuenta grupos étnicos o minorías nacionales existentes en la República Popular poseen su propio corpus mítico. Los orígenes de los seres humanos, tema recurrente en cualquier mitología, aparecen muy diversificados, con presencia de varias tipologías que intentan explicar, y hacer comprensible, la aparición humana en la tierra.
Al margen de los conocidos y extendidos mitos de Nüwa como deidad creadora de la humanidad, que crea las personas según una escala social (los nobles desde la arcilla modelada cuidadosamente a mano, pieza a pieza, y el resto de la sociedad a partir del sacudido de una cuerda embarrada), hay otros, tal vez menos conocidos, que refieren la antropogénesis de modos bastante disímiles. Corresponden a las denominadas nacionalidades (mal llamadas minorías étnico-culturales) presentes en China.
En muchos casos, los seres humanos son hechos por los dioses, quienes los crearon de diversas maneras. Crear a los humanos de barro o arcilla es una manera que se encuentra referida entre los Kazak o los Han. También pudieron ser fabricados a partir de la madera, como aparece entre los Lahu y los Man. De igual manera, los seres humanos también son creados por medio de la combinación de distintas plantas. Entre los habitantes de la minoría Tujia, un mito establece que la diosa Yiluo creó a los seres humanos empleando bambú para hacer sus osamentas, usando los rábanos como carne, las hojas de loto para confeccionar órganos como el hígado, y una calabaza para formar la cabeza. La deidad abre siete orificios en la cabeza, esto es, los dos ojos, la boca, las dos orejas y las fosas nasales, introduciéndoles aire, lo cual confiere vida a la persona.
A veces las deidades crean a los humanos cortando unas riendas en pedazos y dispersándolas por todas partes. Esos trozos acaban transformados en seres humanos. Se trata de una tipología de creación antropogónica que se puede encontrar entre el grupo étnico tibetano Baima, que habita la provincia de Sichuan.
Los humanos también pueden ser creados a partir de semillas. En el pueblo Zou de Taiwán, un mito cuenta que una determinada deidad sembró la semilla de los seres humanos en la tierra, de la cual posteriormente nacieron como si hubiesen germinado. Del mismo modo, también los humanos pueden surgir de las bocas de diosas o dioses, como se puede comprobar entre los uigures, entre los que es popular un mito que cuenta el momento en que una diosa inhaló el polvo y el aire del universo, saliendo de ella por la boca, la luna, el sol, las estrellas, la Tierra y, naturalmente, los humanos.
También resulta frecuente que los humanos sean creados desde el sonido. Así, un mito muy extendido entre los Miao, población que habita en la provincia de Yunnan, describe que con posterioridad a una enorme y devastadora inundación, solamente quedaron con vida una madre y su hijo. El hijo, necesitado de contraer matrimonio, entendió que no podía hacerlo más que con su propia madre. Desesperado, corrió hacia el desierto y gritó con furia. Su madre hizo lo propio y también profirió un estruendoso chillido. Fue cuando sus voces sonaron el instante en que los seres humanos emergieron como especie.
Los humanos pueden surgir de las sombras de las divinidades. En mitos hallados entre los mencionados Miao, pero también entre otros grupos, los humanos son configurados a partir del instante en que una diosa o un dios proyectan su sombra sobre el terreno. Sorprende, asimismo, que los humanos puedan ser creados por deidades que se están tocando juntos sus rodillas. Este motivo mítico aparece en mitos contados por el pueblo Yamei, que viven en Taiwán actualmente. En ellos se establece que la humanidad fue creada de esta tan singular manera.
Otra manera en que los humanos hacen su aparición sobre la tierra es después de haber sido transformados a partir de animales. Las gentes Yao de la provincia de Yangxi cuentan con un popular mito en el que se explica que la gran diosa Miluotuo llevó una colmena a casa y agraciaba a las abejas varias veces al día. Después de hacer esto durante nueve meses, las abejas sufrían una metamorfosis: se convertían en seres humanos.
También los humanos surgen a partir de su transformación desde diversas plantas. El mito de creación de los De’ang, minoría étnica que habita en la provincia de Yunnan describe de manera muy minuciosa que ciento dos hojas de té estuvieron dando vueltas en el aire por un tiempo estimado en treinta mil años, metamorfoseándose finalmente en cincuenta y un jóvenes varones y el mismo número de mujeres.
Existen otros varios tipos de motivos y temas relativos a los orígenes de la humanidad entre los distintos grupos étnicos. Se pueden listar algunos más de los ofrecidos hasta ahora. Así, los primeros humanos se originarían de una cueva, de una enorme piedra o de una calabaza; son procreados por animales o plantas o nacidos de una relación matrimonial entablada entre un hombre y un dios, o después de que un ser humano contrajese una suerte de salvajes nupcias con algún animal. En otras ocasiones, en fin, los seres humanos son procreados por el sol o surgen de un cadáver en descomposición de una criatura divina, fallecida o no.
Para saber más
Birrell, A., Chinese Myths, British Museum Press & University of Texas Press, Londres y Austin, 2000; Ceinos Arcones, P., La Creación del Mundo y otros mitos de los Naxi, CreateSpace Ind., Nueva York, 2014; Jianing, Ch. & Yang, Y., The World of Chinese Myths, Beijing Language and Culture University Press, Beijing, 1995; Yang Lihui & Deming, An; Handbook of Chinese Mythology, edic. ABC-CLIO, Santa Bárbara, 2005; Yuan, Ke, Zhongguo shenhua chuanshuo cidian (Diccionario de mitos y leyendas de China). Cishu chubanshe, Shanghai, 1985; Yuan, Ke, (Comp.), Zhongguo Gudai Shenhua (La mitología de la antigua China), Huaxia Shushe, Shanghai 2004.
Fuente: Julio López Saco (AVECH).