China conoce Egipto: Civilizaciones que se miran de frente
Julio López Saco
La fascinación que despierta el antiguo Egipto a través de sus restos arqueológicos, sus misterios, su lengua o sus manifestaciones estéticas, llegó hasta China, nación orgullosa de su milenario desarrollo, así como de sus conquistas en diferentes ámbitos de la cultura. En un proceso lento, se ha ido conociendo, estudiando, aceptando y hasta estimando la cultura del antiguo Egipto y lo que ha supuesto para la humanidad.
Es un viaje que comienza en la antigüedad. Si bien los primeros contactos entre China y Egipto pueden remontarse a los primeros siglos de nuestra era, las menciones en los textos son mucho más tardías. Hay que esperar a la Dinastía Song (entre los siglos X y XIII) para hallar, en obras de geografía, menciones claras al respecto. Sobresalen Anales de Ciertos Países Extranjeros (Zhu Fan Zhi), de Zhao Rushi, obra que refiere la existencia del memorable faro de Alejandría, denominado como Da Ta o Great Pagoda, y en la que Egipto se nombra E Gen Tuo. Varios siglos después, ya en la etapa de la dinastía Qing, entre mediado el siglo XVII y 1912, varias obras mencionan el Antiguo Egipto. Se puede citar en este sentido, el Atlas de los Países Extranjeros (Haiguo Tuzhi), además del Atlas del Mundo (Yinghuan Zhilue).
A lo largo del siglo XIX, los encuentros diplomáticos de políticos viajeros, introdujeron en China, gracias a sus diarios de viaje, ideas y aspectos específicos de la cultura material del mundo egipcio antiguo, en especial lo tocante a las grandes construcciones, como la esfinge o las pirámides, además de las singulares momias. Guo Songtao, reconocido político de la época, menciona en su diario tanto los obeliscos como los papiros. Hasta comienzos del siglo XX los profesionales de la investigación no tomarán en consideración a Egipto. El primero en llevar a cabo una investigación científica sobre Egipto será el epigrafista Duan Fang.
La pionera fundación de la egiptología en China, en un nivel de individualidades, se produjo en los años cuarenta del pasado siglo XX gracias a Xia Nai (con el apelativo N. Shiah), quien elaboró su tesis doctoral en Egiptología en la Universidad de Londres. Con su trabajo de investigación, Xia Nai promovió la idea de que la perspectiva que China podía ofrecer contribuiría a la comprensión del antiguo Egipto. Este personaje se convertirá en el Director del Instituto de arqueología de la Academia de Ciencias Sociales, desempeñando ulteriormente el cargo de Vicepresidente de dicha institución. Podría asegurarse que fue el primer egiptólogo en China.
Solamente en la década de los cincuenta la Universidad en China comenzó a ofrecer la Egiptología como disciplina académica independiente, concretamente a través de la Universidad Normal del Noreste. Participaron profesores de historia del mundo antiguo. Especialistas de la Universidad de El Cairo y de la Universidad de Alejandría fueron invitados por la Universidad de Pekín para impartir cursos sobre la cultura y arqueología egipcias. Sus resultados se publicaron en chino, abriéndose de este modo la posibilidad de que la historia egipcia formase parte de los programas de los departamentos de historia de las universidades chinas.
Lin Zhichun, de la Universidad Normal del Noreste, fue el primero en traducir documentos históricos del mundo egipcio, si bien desde el inglés al chino. A la par, algunos institutos de investigación de arqueología e historia se fueron suscribiendo a revistas especializadas sobre la historia egipcia (Journal of Egyptian Archaeology). Sin embargo, y por desgracia, la Revolución Cultural (1966-1976) puso fin, aunque momentáneo, a este progresivo acercamiento a Egipto.
Tuvo que ser en 1978 cuando, aprovechando un simposio de especialistas, un grupo de historiadores clamasen por el establecimiento de asignaturas de Egiptología en las universidades del país. Ante la presión, el Ministerio de Educación del gobierno chino creó, en 1985, el IHAC; esto es, el Instituto para la Historia de las Antiguas Civilizaciones, en la Universidad Normal del Noreste. Este relevante hecho supuso que institucionalmente se diera por iniciada la Egiptología en China, completando así las anteriores iniciativas individuales. Esta institución se hizo con amplia documentación desde el occidente europeo y EE.UU. Distintas Universidades, además de la Academia de Ciencias Sociales, ofrecerían desde ese momento cursos y grados en Egiptología.
Los temas tratados por los egiptólogos chinos se han centrado en los cimientos de la civilización egipcia y en el concepto de despotismo oriental, tomando como referente los aspectos tratados en la célebre obra de Karl Wittfogel (Despotismo Oriental. Estudio comparativo del poder totalitario), en lo tocante a la relevancia que las infraestructuras hidráulicas y el control del agua tuvieron en la configuración de los Estados. No obstante, los intereses de los investigadores se han ampliado al arte, la religión, aspectos de la vida social o la economía del antiguo Egipto.
Finalmente, la muy reciente elaboración de obras de divulgación popular orientada a lectores no especializados, a cargo de autores como Zhu Weilie, la proliferación en los últimos años de programas de la televisión estatal que han tratado de modo seriado el antiguo Egipto, así como diversas exposiciones, han permitido afianzar el interés y el conocimiento de la civilización egipcia en China.
Para saber más sobre estos aspectos reseñados, se recomienda Xu Jiyu, The Birth and Development of Egyptology and Studies in China, Yinghuan Zhilue, Shanghai: Shanghai Bookshop, 2001; Encyclopedia of China, Archaeology volumen, Beijing: Encyclopedia of China Publishing House, 1986; Encyclopedia of China, History of World volumen, Beijing: Encyclopedia of China Publishing House, 1990; Li Xiaodong, “Egyptology in China”, en Shaw, I. & Bloxam, E., The Oxford Handbook of Egyptology. Oxford: Oxford University Press, 2020, pp. 65-78; y Li Changlin & Yang Junming, “The Early Study of Chinese on Hieroglyph of Ancient Egypt”, World History 2, 1995, pp. 84-93.
Fuente: Julio López Saco (AVECH).